lunes, 10 de agosto de 2015

FINO SEGUNDA BOTA

Nombre: FINO SEGUNDA BOTA

Añada: 2008 (aprox)

Denominación de Origen: MONTILLA MORILES


Uva: Pedro Ximenez
Productor: Bodega Delgado
Precio aprox.: 4,64€ en su web

Otra joya más de Bodega Delgado, esta vez para abrir Agosto e intentar dar regularidad al blog, sorry.  Ya os hablé de Bodega Delgado con su Fino Manolo. Fino que cumplía sobradamente y más bajo ese precio, de risa. Hoy toca el Fino de Segunda Bota, un fino sorprendente. Con siete años de crianza bajo velo de flor, equilibrio y malabarismos. Para los no iniciados, el velo de flor es la forma denominadora de una capa de levaduras que protegen al vino, creando lo que se conoce como una crianza biológica. Visto esto, mantener más allá de cuatro o cinco años esta capa se me antoja un prodigio. Una vez hablando con un trabajador de Bodegas Tradición, me explico un poco como conseguirlo y aun así, me parece brujería.
Como no, un vino 100% Pedro Ximenez de Montilla. La diferenciación con el Marco es palpable (degustable) en el varietal, al final no sabes cuál te gusta más o menos. No voy a entrar en esa tontería, pero los vinos de Montilla a mí me fascinan por igual. Este Fino de Segunda Bota, tiene una nomenclatura rara. No o se explicar que es un fino de segunda bota, incluso tirando de recursos (amiguetes) no lo he hallado. Si algún día hablo con la bodega, saldremos de dudas o si alguien quiere aportar conocimientos, bienvenido.

Pero vamos al vino y que nos puede aportar, porque a fin de cuentas es de lo que se trata:

A la vista ofrece, un amarillo trigo dorado. Limpio, brillante, algo glicérico a los bordes y de lágrima uniforme.

Nariz algo cerrada al principio, una buena oxigenación le va bien. Notas oxidativas, fruta exótica sobremadurada, tocando a su fin. Aceite de bacalao, la cerilla cuando apaga. Ahumado, levaduras y piña madura, acida, jugosa. La complejidad es su definición, pasa el rato y aparece una nota química, alcohol alcanforado. Raruner.
                                                              
En boca tiene un paso sedoso. Untuoso. Amarga entrada, muy vegetal. Cítricos tirando a químico. Muy seco, largo. Bollería, quesos azules. Frutas exóticas, ahumados y un final mineral. Brutal. Otro paso trae recuerdos de barro, yeso y ceniza… me enamora.

La Pedro Ximenez cuando se lo propone, ofrece unos matices más raros que un perro verde. Un vino masticable, muy gastronómico que dirían. Con quesos es una exquisitez, pero de esos barbaros, cortezas lavadas, blandos y mohosos, ya sabéis. También me atrevería con alguna carne, tipo entraña o vacío, un buey bien maduro, etç. Vinazo por muy poco, cosas de Montilla… disfrútenlo, porque yo:

Ya lo he hecho!

                         


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